La
muerte se presentó ante mí en forma de verso,
inmersa
en la oscuridad me encuentro,
cierro
los ojos y escucho
la
suave brisa que provocan
palabras
susurradas desde el otro mundo,
escucho
lamentos.
¿Y qué voy a hacer si los versos enamoraron mi
corazón solitario?
¿Dejaré
quizá que sus letras corran por el torrente de mis venas o que el poema sereno
llene mi corazón de dolor?
Dulces
lágrimas recorren mi rostro;
digo
dulces porque nacen de la belleza de un paisaje puro,
aunque
en realidad son saladas,
como
el mar inmenso de la inseguridad en este mundo.
Que
voy a saber yo,
poeta
inexperta que en sus manos lleva dolor,
el
peso ligero de la poesía no escrita en este corazón
marchito
por la indiferencia
lleno
de ceniza por el fuego que ha consumido
el
recuerdo lleno de dolor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario