En
el fondo se hallan dolidos
mis
sentimientos marchitos
perdidos
en el tiempo,
por
causa de dolor.
Más
no imaginaba tal sufrimiento
en
los buenos momentos
mi
mundo se desmoronó.
Y
al verme reflejada en la laguna
el
reflejo que me devolvió,
dejó
helada mi sangre
pues
no esperaba la respuesta
con
la que el agua calma me respondió.
Era
la horrible visión
de
un rostro maldito,
uno
por cada delito
que
en ésta vida cometí yo.
Y
así, helada por la sorpresa
a
mover mi cuerpo no repara
y
en mil pedazos mi alma se rompió,
dejando
en el suelo un puzzle de miles de piezas
que
ni en ésta, ni otra vida
me
alcanzará el tiempo
para
recomponerme del dolor.
Arrepentida,
echa un ovillo
miro
al infinito y entre lágrimas pido
suplicando
un perdón,
que
por muy merecido
tras
abrirle la puerta a los demonios malditos,
se
desgastan las ganas
de
seguir pidiendo redención.
Comparto.
ResponderEliminarMuchas gracias Jorge. Me alegro mucho de que te haya gustado. Un abrazo desde Argentina.
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