viernes, 10 de enero de 2014

Una eternidad en sus brazos

Quisiera abrazarle en la lejanía
y dar respuesta a su letanía,
enseñarle que no está solo
en ésta noche fría.

Que mis manos acarician su rostro
y todo tu ser,
por que usted amado mío
es quien ocupa mi ser.

Mi alma se eleva de dicha
por tu dulce cantar,
le escucho al cerrar los ojos
ilumina mi pesar,
ese que día a día me hace agonizar
por la dura y fría realidad.

Mi cuerpo inerte descansa
en el lecho de la eternidad,
hasta que con un beso
usted me venga a despertar.

Pero esperaré por usted amor mío
pues usted es quien alimenta mi ser,
quién de su sangre me da de beber
la eternidad en mis venas,
la felicidad de mi destino
la encuentro en su interior
y no quiero otro camino,
que una eternidad en sus brazos
y el mismo aliento que de usted respiro.