viernes, 9 de diciembre de 2016

La chispa de la vida

Que efímeros somos
en este mundo singular,
derrochamos nuestra vida
quejándonos sin parar.
Lloramos y pataleamos
en vez de pelear,
de dar guerra con buen término
para alcanzar la felicidad,
pero no,
preferimos el lado opuesto
la cara oculta de la vida,
peleamos, gritamos, y no curamos las heridas.
Vivimos viendo llover,
en vez de ver el sol,
vivimos llevando una carga
que a veces parecen dos.

¡Cambiemos eso, te pido!
por llevarnos serenidad en el corazón,
por saber con certeza
lo felices que fuimos los dos.
Que los esfuerzos que hicimos
no se queden en un adiós,
que los esfuerzos nos deje felicidad, calma y amor.

Vivamos lo que nos queda de vida
sin dejarnos la piel herida,
cuidándonos el corazón,
vivamos de verdad mi vida
que los recuerdos que dejemos en esta vida
los guardemos con amor,
y que al partir uno de los dos
nos quede la conciencia tranquila
de que el otro feliz vivió,
en su juventud y hasta su último suspiro
la chispa de la vida,
haga latir el corazón
herido por la partida de quien sólo en este mundo quedó.



viernes, 2 de diciembre de 2016

Un soplo de magia


Después de aquél castigo que me dolió más que una puñalada por la espalda, decidí de improvisto irme de casa. Cogiendo mi cazadora y saliendo con paso apresurado, tomé el camino que tantas veces me había llevado a la calma; la biblioteca del mausoleo, un mausoleo que había sido comprado por mis antepasados lejanos y el cual nunca dieron otro uso que el que hoy presenta, pues en el último momento de su agonía un minuto antes de sus muertes, deciden ser incinerados. No sé cuál haya sido el motivo de ese cambio de opinión, pero yo les guardo un hueco en ese mausoleo, pues entre las páginas viejas de esos libros de encanto, toda la familia vive en calma de un modo u otro, ellos llenaron esa biblioteca de conocimientos, de fantasía y de sueños, lo justo es compartirlo con ellos.

Crucé la pesada puerta de hierro y me adentré entre las tumbas a mi escondite. Desde la lejanía y el desconocimiento, se veía como un simple mausoleo viejo, incluso abandonado, pero ese era mi gran secreto. Me aseguré de que nadie me viese entrar, pues a pesar de lo evidente, el olor a libros viejos perfumaba el lugar y dejaba escapar una traidora brisa al cerrar la puerta. El lugar era el más grande de los mausoleos, tiene una entrada en la que puede caber un sarcófago egipcio.. o seis lápidas, y al fondo de éste otra puerta, también de hierro pero menos pesada, separa ambos ambientes y en este, es donde está ubicada la biblioteca y las urnas de mi familia. Me encargué de acomodar el lugar para no salir de aquí en varios días de ser posible, y en las noches que me duermo entre las historias de esos libros, me acompañan los espíritus en mis sueños y en las noches ausentes de luna, vivimos historias sólo escritas entre esas páginas, y cuando he de volver a casa, me siento renovada.

jueves, 1 de diciembre de 2016

Colmillos en la noche

Allá por donde voy
siembro terror al ser humano,
mi leyenda me precede
asesino despiadado.

Mas no descuartizo
como se decía antaño,
desangro tu cuerpo
con mucho cuidado.

Paseo en las noches
bajo la luna y estrellas,
buscando víctimas en callejones
vírgenes de preferencia.

Me alimento de tu sangre,
tu cuerpo no me interesa,
mi vida es solitaria
y eterna es mi condena.

Vivo en un castillo
rodeado de soledad,
sentimientos baldíos
conservo en realidad.

Monstruo soy
y seré por siempre,
pero puedo amar
aunque mi corazón esté inerte.

Más no he encontrado una dama
en más de mil años,
que con valor se entregue
a este asesino despiadado.

Compañera en la eternidad
ese es mi único deseo,
para sobrellevar esta existencia
que cada noche me mata por dentro.