Que
efímeros somos
en
este mundo singular,
derrochamos
nuestra vida
quejándonos
sin parar.
Lloramos
y pataleamos
en
vez de pelear,
de
dar guerra con buen término
para
alcanzar la felicidad,
pero
no,
preferimos
el lado opuesto
la
cara oculta de la vida,
peleamos,
gritamos, y no curamos las heridas.
Vivimos
viendo llover,
en
vez de ver el sol,
vivimos
llevando una carga
que
a veces parecen dos.
¡Cambiemos
eso, te pido!
por
llevarnos serenidad en el corazón,
por
saber con certeza
lo
felices que fuimos los dos.
Que
los esfuerzos que hicimos
no
se queden en un adiós,
que
los esfuerzos nos deje felicidad, calma y amor.
Vivamos
lo que nos queda de vida
sin
dejarnos la piel herida,
cuidándonos
el corazón,
vivamos
de verdad mi vida
que
los recuerdos que dejemos en esta vida
los
guardemos con amor,
y
que al partir uno de los dos
nos
quede la conciencia tranquila
de
que el otro feliz vivió,
en
su juventud y hasta su último suspiro
la
chispa de la vida,
haga
latir el corazón
herido
por la partida de quien sólo en este mundo quedó.