Es de noche, todo está tan tranquilo como cabe
esperar de un día cualquiera. Ya pronto habrá que acostarse, mañana parece que
será un duro día de mudanza en la nueva casa y realmente, quiero descansar...
Miro la hora. Doce menos cuarto. Estiro mis músculos
para irme a dormir ya. Me acomodo bajo las frías sábanas y casi sin moverme,
apago la lámpara estilo victoriano de la mesilla de noche. Sus cristales
brillan por la clara luz de la luna llena entrando por la ventana, aunque
llaman mi atención, el sueño me vence poco a poco, y me adormezco.
La suavidad de lo que parece ser el pelaje de un
conejo, se hace presente en mi mejilla, es tan suave que me hace despertar de
mi sueño, el color blanco se impone ante mis ojos, los froto con mi mano para
ajustar mi visión, cuando al fin mi vista logra enfocarse, todos mis sentidos
se ponen en alerta, mi respiración se agita repentinamente y de mí sale el
mayor grito que jamás haya salido de mis pulmones...
- ¡No puede ser!. Pensé aterrada.
Antes de lograr levantarme torpemente de la cama,
mis manos se encuentran con el tacto húmedo y pringoso de gusanos; Unos pasos
rápidos por mi mejilla, me dice que la casa está infestada de cucarachas, la
sacudo con mi mano a la vez que me provoca náuseas y lo que parecía ser el
hermoso pelaje de un inocente conejo, se torna a una realidad repugnante, una
de las muchas ratas que caminan a su capricho ocupaba el cómodo lugar junto a
mi respiración.... Salgo corriendo a encerrarme en el baño, no me da tiempo a
llegar al inodoro y vomito en el lavabo, algo cae en mi cuello haciendo un
ruido leve pero claro, otra cucaracha. Mi cuerpo arrebatado por los nervios y
mis múltiples fobias me llevan a la esquina sin salida donde el inodoro me
regala otra desagradable sorpresa...un par de serpientes intentan salir de su
interior... Mi presión no aguanta más y me desplomo en el suelo.
No sé el tiempo que he estado tirada en el suelo,
pero todo se ve limpio, ni tan siquiera una mota de tierra al alcance de mi
vista. Me levanto despacio para no marearme y observo todo a mí alrededor… Todo
está limpio y sin rastros de insectos. Voy a la habitación, las sábanas
revueltas pero nada fuera de lo normal. No hay un solo rastro de las ratas... ¡¡¡Pero todo fue tan real!!!
Tan real, como que tienes la respiración agitada y tu
corazón aunque más calmo, sigue latiendo fuerte, seguramente aún tengas náuseas
si has logrado llegar hasta este punto. Yo por si acaso, buscaré otra
casa a la que mudarme. Por las dudas, te recomendaría mirar debajo de tú cama esta noche...
Hello muy bueno!! :D
ResponderEliminar¡Muchas gracias!
EliminarMe encanta tu lado oscuro, Mel. Tienes el estilo que a mí me gusta.
ResponderEliminarMe alegro mucho. No te pierdas mis nuevos trabajos, estoy segura de que más de uno te agradará. Saludos.
Eliminar