Escucho
cantares a través de la niebla,
inmerso
en un hipnotismo me hallo,
remo
hacia la oscuridad
y siento
que lo que encuentro es paz.
Mi
corazón late fuerte
pues no
sé qué encontraré del otro lado,
quizá
belleza,
quizá
horrores no esperados.
Más no
me aterran los misterios
marinero
de agua salada soy,
he vivido
cuanto por vivir tenía,
ya no me
quedan motivos
para permanecer
en esta vida.
La playa
atrás ha quedado
la arena
se alejó hace tiempo,
el
vaivén del mar me lleva
por el
camino misterioso del lamento.
Melodías
hermosas llegan a mis oídos
cantos de
sirena han de ser,
son tan fastuosos,
tan lindos…
No me
importaría aquí perecer.
¡Ah! ¿¡Qué
ha sido eso!?
observo la
oscuridad en el mar,
no veo
nada, pero,
siento a
alguien que se acerca a observar…
Bella mujer
de ojos tristes,
con recelo
se acerca,
¡tranquila
hermosa, no tienes nada de que temer!
le digo,
ella se
acerca recelosa.
Despacio
nos acercamos el uno al otro
como si
con susurros nos fuésemos a entender,
la
melodía que me canta al oído
inerte me
deja perecer.
Muerte en
vida lo llaman los marineros,
descanso
perpetuo alguno más,
muerte dulce,
los bohemios
yo, amor,
sin más.
Es casi
como un hermoso sueño
uno de
esos de los que no quieres despertar,
me entregaré
sin pena a los cantos de la sirena,
a los
misterios de alta mar.
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