martes, 23 de diciembre de 2014

Venganza

Oh, ¡qué dulce sabor!
mi sangre refulgente al trasluz
me devuelve la vida,
mis pupilas se dilatan
con el sabor de la venganza.

Mi piel recupera el color
que hace siglos perdió.
Te estaré acechando en las sombras…

Oh, que dulce sentir
a mi corazón volver a latir,
el sonido atronador del tic tac
en mi interior,
desgasta tu pensamiento
haciéndolo más lento,
secándote por dentro.

Enferman mis enemigos al saber
que mi corazón sigue vivo,
que yo sigo en pie.

Pues su rabia es mi venganza,
mi alimento.
Y con el pasar de los siglos
en pie continuaré 
y tu caída veré,
seré tu tormento.

Observaré en la penumbra,
disfrutaré de tu dolor
sabiendome tranquila
pues en paz estaré yo.

¡Oh, dulce venganza!



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