sábado, 28 de marzo de 2015

El rostro de la muerte

Ahí fuera todo está oscuro, el cielo únicamente parece iluminarse con los relámpagos que cada vez están más cerca, la tormenta es más fuerte según pasan los minutos. Los rayos iluminan con ímpetu las páginas del libro en el que estoy inmersa. De improvisto, el sonido brusco de lo que parecía haber sido el cubo de la basura metálico del patio me sobresaltó por lo que pareció un golpe contra el suelo. Dejé mi libro abierto por la página marcada y me dirigí a ver qué ocurría.


Un estremecimiento me recorrió a lo largo de la columna erizando mi piel. Los rayos parecían caer encima de mí. Mi intuición me decía que algo iba mal, que no estaba sola. Volví a poner el cubo en pie y observando todo a mí alrededor para asegurarme que todo estaba en orden volví dentro de casa. La lluvia me empapó casi por completo en pocos segundos, haciendo que al entrar en casa dejase mis huellas encharcadas de lluvia. – Juraría haber dejado las luces encendidas- pensé. Un nuevo trueno iluminó el interior de la casa en el mismo instante en el que la silueta de un hombre fornido fue expuesta ante mis ojos, acelerando mis pulsaciones hasta el punto de casi perder el conocimiento. Pude distinguir que llevaba una máscara hecha con arpillera, dando un aspecto escalofriante. Quise escapar lo más rápido que pude, pero me obstruyó el paso rodeándome con un brazo, mientras con el otro me clavaba un cuchillo enorme por la espalda directo a mí corazón, haciendo que me desangrase agónicamente mientras mi cerebro vivía cada instante hasta mi final.



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